24 de noviembre de 2013

Mala mujer, las trabajadoras sexuales.


"Hace unos años, del senado de nación nos pidieron un informe técnico sobre el trabajo sexual, y yo dije que dado que formaba parte de un equipo, me gustaría ir con alguna que otra persona de mi equipo. Cuando me preguntaron con quien iría, dije que iba a ir con Margarita, me dijeron ¿qué es socióloga, psicóloga? Y dije "no no, es trabajadora sexual." y hubo un gran silencio del otro lado, y dicen "ah, ¿ahora le dicen así?"" Dolores Juliano, antropóloga.

"Yo dignifico cualquier trabajo que haga. Ningún trabajo me dignifica a mi" Margarita Carreras, trabajadora sexual. 

"Muchos clientes lo único que esperan es compañía ¿En qué mundo vivimos que la gente paga por tener compañía con la excusa del sexo?. Cualquier chica en la calle o en un club te dirá que se pasa más tiempo hablando que en la práctica sexual." Montse Neira, licenciada en Ciencias políticas y trabajadora sexual.


Dolores Juliano.



"En nuestro país, hay 92 hombres que delinquen por cada ocho mujeres que
delinquen. Entonces, lo que a mi me interesaba era saber por qué hay tan pocas mujeres presas.
¿Cómo nos arreglamos no solamente para mantener un techo sobre nuestras cabezas, sino sin faltar gravemente a la ley? ¿cuáles son estas estrategias de supervivencia?

La estrategia a la largo plazo que utilizan las mujeres es capacitarse. Si una mujer con título universitario gana lo mismo que un hombre que solo tenga estudios primarios, una de las posibilidades es sobrecapacitarse. Si para ganar un sueldo mínimo hay que estudiar mucho, pues se estudia mucho. Hay mayor cantidad de mujeres que llegan al doctorado, en todo el mundo, en el mundo islámico también. Pero con la crisis, tengas la titulación que tengas, no encuentras trabajo. Las chicas normalmente aceptan trabajos por debajo de su capacitación, mal pagados, economía sumergida, a tiempo parcial...

Otras estrategias son las redes femeninas de apoyo. Las abuelas nos hemos quedado con los niños porque la hija o la nuera tenía que trabajar, es tan frecuente que lo vemos normal. La vecina que compra pan para todas las vecinas de la escalera... En muchos casos han organizado comedores poniendo en común lo que todos tienen para comer, o préstamos de pequeñas cantidades de dinero...

También existe la posibilidad de utilizar para sobrevivir nuestra condición de mujer. No estaba pensando en el trabajo sexual, sino en el matrimonio. "Lo que conviene a una chica es un buen matrimonio" ¿y qué significa eso? casarse con alguien que tuviera recursos económicos para mantenerla a ella y a los hijos. También está la donación de óvulos, que implica una intervención quirúrgica nada agradable.

Cuando todo esto falla, el muchacho iría a una esquina a pegar un tirón de un bolso y la muchacha iría a la esquina a ofrecer servicios sexuales. Suelen recurrir al trabajo sexual como una opción al delito.

¿Tú quieres decir - se preguntaría un marcianito- que las mujeres se toman tantas molestias para no delinquir, cuando lo único que les amenaza es la cárcel, que no implica más sanción que la pérdida de libertad??
La razón es por la gran estigmatización de la sociedad. En el caso de los hombres, por su modelo de masculinidad tienen incluso prestigio por haber estado en la cárcel. El problema de la mujer no es dentro de la cárcel, sino fuera. Es lo que más desestructura los vínculos sociales, familiares. El 95% de los presos hombres que salen de la cárcel se encuentran a la pareja que se ha hecho cargo de sus hijos. En el caso de la presa, los vínculos de pareja se deterioran más rápidamente, tienen muchas menos visitas, pierden la tutela de sus hijos porque las parejas no suelen hacerse cargo. La mirada social es mucho más dura para las mujeres presas que para los presos, te conviertes en ex-presidiaria públicamente.

¿Pero cual es la mejor opción, que te frían o quemarte? Con la prostitución
se manejan con cierta autonomía, pueden jugar con la idea de que la familia no se enterará, y es una opción para ganar dinero. El trabajo sexual abarca una cantidad de actividades muy amplias.

Sería necesario conocer y respetar las estrategias que utilizan las mujeres para evitar delinquir evitando transformar en delito lo que ellas hacen precisamente para no delinquir, con lo cual, les complicamos muchísimo más la vida."

Montse Neira.


"Fue a lo largo de la carrera que empecé a tener unas referencias y unos conocimientos cuando empecé a cuestionarme muchas cosas y a pensar que porqué tenía que estar escondiéndome de todo el mundo si yo no estaba haciendo nada malo, si no era una delincuente. Hace apenas seis años que estoy dando la cara, he estado 15 años escondiéndome cual criminal. Aquí tenemos esta idea judeocristiana que el sexo tiene que ser por amor, en familia, y si ya lo haces por dinero es lo peor."

"El mito más problemático es el tema de la trata, y hay que saber diferenciar que eso no es prostitución, es violación. Se dice que el 90% de las mujeres que se dedican a la prostitución son esclavas, cuando la Secretaría de Igualdad señala que es al revés. Otro es el tema de los clientes, que si son maltratadores, violadores... Hay algunos que deberían castrarse, pero hay de todo, y las mujeres tenemos nuestra capacidad de decisión: ¡que vengamos del mundo de exclusión social no significa que seamos tontas! Está también el perfil del hombre rescatador "es que tú no deberías estar en la prostitución" ¿y para ser esposa sí?, pues yo no quiero ser esposa!"
"Queremos ser sujeto de derecho, no objeto de derecho!"

Margarita Carreras.

"Es por la hipocresía que existe en la sociedad y por la educación que nos han
dado tan restrictiva. Hay muy poca gente en este mundo que tenga un trabajo que le guste y le paguen mucho dinero por ello. El resto de las personas trabajamos en cosas que eventualmente encontramos por la necesidad del dinero que necesitamos para vivir y para llevar a cabo nuestro proyecto de vida."

"Hay que verlo como una persona que está trabajando en un trabajo que ha elegido libremente, y como en este país no hay ayudas para las madres, ni hay ayudas para familias monoparentales, y con los sueldos que tenemos, yo no puedo llegar a final de mes." "Mi trabajo no es un delito ni una infracción, es una relación de dos personas mayores que llegan a un pacto de comportamiento por dinero o conveniencia»

"Es muy difícil que se entienda que no es un trabajo terrible, a veces es desagradable, a veces no, como todos los trabajos. Si realmente se molestaran en hablar con nosotras, seguramente todos sus miedos y frustraciones no llegarían al extremo que llegan porque verían que somos personas tan normales como ellos."

"Nunca he entendido lo que significa reinsertar. ¿Que es que yo me comporto como una salvaje?" "No necesito que me salven, yo lo que necesito son soluciones reales a problemas reales"
"¡Hablan de limpiar las calles como si nosotras fuéramos basura!"

Carmela.


"Pero lo que más me molesta, más que esta ignorante, envidiosa e hipócrita sociedad, son esas discusiones psicológicas, que también en parte se realizan en la “escena” de izquierdas o feminista. Allí se nos trata como las “pobres” prostitutas, golpeadas por sus chulos y violadas por sus malos y perversos clientes (...).
A menudo me pregunto de dónde sacará esa gente sus conocimientos, ya que ninguna de estas compañeras o compañeros me han preguntado por qué prefiero trabajar de pie en la calle a sentada en una oficina.
Para mí esto invalida a quien dice luchar por la libertad y la revolución, porque no me reconocen como ser individual el derecho y la capacidad de tomar mis propias decisiones, y me imaginan como una persona tonta, débil y digna de compasión."

Dolores Juliano puntualiza: "Preguntamos si habían sido objeto de violencia en los últimos meses y por parte de quien, y nos encontramos con que la inmensa mayoría de las denuncias se referían a las instituciones, fundamentalmente la policía, los guardianes del orden, las instancias administrativas,"
"Yo creo que hay que ir a una valoración en la cual lo que se valore de las personas son realmente sus conductas de sociabilidad, (...) nadie es más o menos digno porque utilice de una manera u otra su aparato genital, esto no es significativo desde el punto de vista de la dignidad de ningún ser humano."
 
 
Fuentes:

"Una mala mujer" Montse Neira.
http://prostitucion-visionobjetiva.blogspot.com.es/
http://vimeo.com/9319935#at=0
http://grupobifurcacion.wordpress.com/2012/05/30/su-moral-es-asquerosa/
http://gara.naiz.info/paperezkoa/20111030/300197/es/Te-multan-ofrecer-servicios-retribuidos-o-sea-si-es-gratis-no
http://masala.cat/entrevista-a-dolores-juliano-antropologa-especializada-en-temas-de-genero-la-discriminacion-sobre-el-trabajo-sexual-en-estos-momentos-esta-muy-ligada-con-la-cuestion-de-la-extranjeria-de-las-m/
http://www.ivoox.com/la-prostitucion-al-descubierto-los-dos-de-audios-mp3_rf_998656_1.html
http://kuartoscuro.podcast.es/descarga/podcast_42377.mp3
http://www.feministas.org/IMG/pdf/Mesa_redonda_Hetaira.pdf
http://podcasts.ivoox.com/laprostitucionaldescubiertolosdosd-canalextremadura-ivoox998656.mp3?Expires=1385223967&Signature=IYvcWivnv6SEY7NHskz3hLtzUeJK1AtFkdyOq8ALWJDu9qcASGh-dibS8kC2AQPzs6BURSO~af2f1udRAlMBF-EMuv-rr7w0WXuhC2AvD3sz5xpLPUt7QrITNx-0RldNG73jkYzmYLPUGnU8Z2zcXAsj3sPz7X~Xw3VthnSDUls_&Key-Pair-Id=APKAJE4MXT5SH6SQ5UGA

23 de septiembre de 2013

La violencia de género desde la antropología.

Mercedes Fernández-Martorell, antropóloga, publicó un libro sobre su trabajo de campo que trata de la violencia de género: "Ideas que matan". Y cuenta: 
"En el trabajo de campo realizado durante cuatro años sobre el por qué algunos hombres maltratan a la pareja, asistí a más de setecientos juicios. La escena que sigue es copia.

La fiscal lee la denuncia con el acusado en pie:

- El día 15 de mayo según dice el informe usted y su esposa estaban en su domicilio y a las ocho de la mañana usted le golpeó en la cara, cuello y brazos. Al parecer usted cogió un instrumento que tiró sobre una mesa de cristal y la rompió. A continuación con un trozo de ese cristal le provocó a ella varias heridas en cara y brazos.

Días después entrevisté a ese hombre y le pregunté:

- Cuéntame ¿qué sucedió entre ella y tú?

- ¿A nosotros? Pues mira, mi mujer y yo lo único que hemos tenido ha sido, simplemente, peleas matrimoniales normales y corrientes. Las de toda la vida. Pero... ¿es verdad o no que toda la vida los matrimonios se han peleado

Éstas y otras frases son parte de los testimonios recogidos durante tres años de hombres condenados por malos tratos a sus parejas. "En 2001, acudí al Senado para hablar sobre la violencia de género, y me di cuenta de que nada sabíamos de los maltratadores.", explica la directora y antropóloga Mercedes Fernández-Martorell.

Puso el proyecto en marcha, pero a los seis meses estuvo a punto de
abandonarlo. "Hablé con forenses, policías, abogados y a todos les parecía bueno, pero no conseguía contactar con los maltratadores", dice. Hasta que un día fue a los juzgados y abordó a los hombres a la salida. Les preguntaban qué les parecía "la nueva ley" [la Ley Integral contra la Violencia de Género]. "Nunca ninguno nos preguntó por qué hacíamos esto", cuenta Fernández-Martorell. Y así, juicio tras juicio, quedaban con ellos siempre en la misma cafetería. 
 
Tras ir a más de 700 juicios y escuchar a cientos de condenados, Fernández-Martorell apuesta por la rehabilitación. "Es fundamental, además del castigo, porque seguirán relacionándose con mujeres", explica y pone como ejemplo el caso de Claudio que ha estado casado dos veces y ha tenido otras relaciones, y con todas ha tenido "problemas". "Vimos que ninguno se veía como un maltratador y para ellos son peleas normales de matrimonio", señala Fernández-Martorell. 
 
“La cárcel es una medida necesaria pero también la Justicia debe idear maneras para educar a estos hombres, para ayudarles a ver y a ser autocríticos. Si no es imposible acabar con ello. Pero además la sociedad debe concienciarse de que NUNCA hay que apoyar a estos hombres ni reirles sus gracias. Hay que romper con viejos tópicos masculinos como los comentarios entre hombres en los que se repite "hay que conseguir que tu mujer te obedezca". Ésa es la raíz del problema.”

Los maltratadores comparten "la misma visión de la mujer y lo que esperan de su pareja", aunque tengan perfiles muy diferentes, aún con sus diferencias sociales o económicas de todos ellos. Cuando estaba haciendo las entrevistas para incluirlas en el documental tenía la impresión de que todos los maltratadores "hablaban de la misma mujer", pues, según ellos, "hacían las mismas cosas mal y estaban locas". Además, casi todos consideran sus agresiones como "algo normal"."Para ellos (los maltratadores), la mujer es sólo una posesión y quieren tenerla a su antojo y servicio" Lograr "que tu mujer te obedezca" es el objetivo común de todos lo maltratadores.
“Ellos matan porque su idea moral sobre la relación hombre-mujer pasa por unos roles que definen al hombre como el que decide qué se debe hacer y la mujer como el ser que obedece. Cuando ella no cumple con su papel, ellos se sienten fracasados y cuestionados como hombres. Y eso es lo que desencadena el maltrato. Para todos ellos el problema se origina únicamente con la denuncia; todo lo explican como una parte normal de la relación de pareja, de las disputas conyugales.”
“El que exista hoy una amplia clase media evita conflictos, aunque crea otro tipo de problemas y muchas frustraciones. La matanza y los malos tratos a las mujeres, que es la enfermedad más grave que tiene nuestra sociedad, tiene que ver con estos cambios sociales.” 
 
Cuando la sociedad se homogeniza, se está quitando dominio al grupo hegemónico y esos sujetos desposeídos, en este caso los hombres, se sienten y se viven como seres muy desgraciados. Esta es una realidad que en España adquiere un dramatismo especial. Somos un país que es producto de una dictadura y de una educación religiosa que marcó el dominio de los hombres sobre las mujeres. Somos herederos de esa situación: los hombres fueron educados para sentirse bien cuando eran responsables de una carga en exclusiva, que la mujer comparta esa carga y esa responsabilidad puede ser vivido como una liberación, pero también como una frustración para ellos. Cuando los hombres se entregan a la frustración frenan y deterioran los avances de la igualdad."



Marcela Lagarde, etnóloga mexicana, lo dice más claro: “hay una guerra no declarada, llamada violencia de género, de hombres sobre las mujeres y el Estado ha sido clave para que exista esa violencia, se reproduzca y reine la impunidad” 

"Cuando el Estado no se ha modernizado y no da seguridad a las mujeres, nosotras quedamos en peligro" 

“Una de las claves que caracterizan el feminicidio es que estamos ante una violencia ilegal pero legitimada socialmente” 

La sociedad habitualmente ignora y silencia la violencia que se inflige a las mujeres, de forma que ésta llega a formar parte habitual de las relaciones de todo tipo. La cultura machista refuerza insistentemente estas actitudes como algo natural; hay un refuerzo permanente en las imágenes, en los enfoques y en las explicaciones que legitiman la violencia. 
 
“Nunca como ahora los niños y todas las personas hemos estado expuestos a una pedagogía de la violencia tan masiva. No hay una película que no contenga violencia contra las mujeres. Aunque, por contra, también nunca ha habido tantas acciones para erradicar la violencia como hay ahora.” 
 
“Qué sería de las mujeres sin el amor de las mujeres. No podemos explicar la vida sin el apoyo de unas a otras. Pienso en todas aquellas mujeres que en alguna parte del mundo salvan la vida de otra mujer”, dijo Lagarde al referirse a la población femenina Saharaui, del Líbano, El Congo, Darfur y Gaza que sobreviven a guerras, desplazamiento y refugio. 

“Soy una feminista utópica, que desea que los derechos humanos de las mujeres se universalicen, pues el feminismo le ha dado un horizonte a este mundo” Por eso, se inclina por un pacto entre las mujeres “que no sólo cambia el género, si no que cambia la idea del mundo”

“Nosotras no luchamos contra la violencia sino que trabajamos por la paz” 

"La soledad de Mae. Una Investigación Antropológica" de Javier Ortega Cañavate es un libro que va más allá de los modelos psicológicos y sociológicos. A partir de una investigación antropológica a más de 600 personas, incluidas víctimas de maltrato, surge esta historia que no es ni individual ni social, sino cultural. En ella quedan al descubierto los modelos culturales que fundamentan la violencia doméstica: el Síndrome del clan y el Síndrome de Eloísa. Este trabajo se emprende con unos objetivos muy claros: no tolerar la violencia estructural contra las mujeres como precio a pagar por mantener nuestros modos de vida, ni aceptar la muerte de una mujer por el ‘fuego amigo’ del amante, ni admitir que la familia sea un ‘territorio comanche’ donde la mujer pueda convertirse en la víctima propiciatoria.

"Quisiera recordarles que no pretendo construir una teoría universal y necesariamente verdadera (lo cual es imposible cuando se trata de fenómenos humanos), sino un modelo explicativo válido que permita comprender el maltrato en función de las estructuras que determinan las relaciones de la mujer en el mundo.
Y en este modelo, la violencia doméstica nos aparece como un complejísimo sistema de relaciones que implica todo un modo-de-sentir y pensar el mundo. Y lo que es más importante, el modo en que las personas nos sentimos y nos pensamos en el mundo. Y estos modos son siempre en relación con: la maternidad, la pareja, la familia, los deseos, las costumbres, los usos, los prejuicios, la sociedad, la cultura, la naturaleza...
Demasiados contextos para que sea simple. Muchos condicionantes (...) El velo puede tardar años en caer, y en muchos casos, quizás no caiga nunca. Por eso creo que merece la pena por si acaso admitir que quizás esos síntomas sí están en nosotros, y este reconocimiento puede ser uno de los pasos más importantes para la lucha contra la violencia doméstica."
 

14 de junio de 2013

La teoría de las naciones masculinas (Geert Hofstede)

Geert Hofstede es un antropólogo holandés que definió cinco criterios para identificar los patrones culturales de las naciones.

Uno de dichos criterios (según Hofstede "la dimensión tabú") es el que define a cada nación según su grado de "masculinidad". Es decir, para Hofstede existen naciones (sociedades) más o menos masculinas y femeninas, según una escala de 1 a 100.

Las naciones masculinas reservan para el varón la competitividad, la ambición y la acumulación de riqueza y posesiones materiales, dejando a las mujeres el interés por la calidad de vida, la modestia y la ternura. En las sociedades masculinas se vive para trabajar. No aparece como el indicador más deseable para la calidad de vida de las personas.

En las culturas "femeninas", los valores imperantes son la empatía, las relaciones personales, el servicio y la solidaridad, practicados tanto por hombres como por mujeres. Resultan ser las sociedades más equilibradas y saludables, con mayor calidad de vida.


Japón es considerado por Hofstede como la cultura más "masculina", mientras Suecia y Noruega serían las más "femeninas".



11 de junio de 2013

El feminismo negro y la guerra de las mujeres Igbo.

"Creemos que las políticas sexuales en el patriarcado dominan las vidas de las mujeres negras, así como lo hacen las políticas de clase y de raza. Además, con frecuencia, nos es difícil separar la raza de la clase, y de la opresión sexual, dado que en la mayoría de los casos las experimentamos simultáneamente en nuestras vidas" The Combahee River Collective.
“Las mujeres blancas que se dedican a publicar ensayos y libros sobre cómo “desaprender el racismo” continúan teniendo una actitud paternalista y condescendiente cuando se relacionan con mujeres negras (...). Nos convierten en el “objeto” de su discurso privilegiado sobre la raza. Como “objetos” continuamos siendo diferentes, inferiores” 
bell hooks.


bell hooks (escrito en minúsculas), escritora y activista feminista, opina:

"A menudo las feministas blancas actúan como si las mujeres negras no supiesen que existía la opresión sexista hasta que ellas dieron voz al sentimiento feminista. Creen que han proporcionado a las mujeres negras «el» análisis y «el» programa de liberación. No entienden, ni siquiera pueden imaginar, que las mujeres negras, así como otros grupos de mujeres que viven cada día en condiciones opresivas, a menudo adquieren conciencia de la política patriarcal a partir de su experiencia vivida, a medida que desarrollan estrategias de resistencia ―incluso aunque ésta no se dé de forma mantenida u organizada." 
"La fuerza que permite a las autoras blancas no hacer referencia a la identidad racial en sus libros sobre «mujeres», y que son en realidad libros sobre mujeres blancas, es la misma que obligaría a cualquier autora que escribiera exclusivamente sobre mujeres negras a hacer explícita su identidad racial. Esa fuerza es el racismo. Es la raza dominante la que puede hacer parecer su experiencia como la representativa." 
Mientras el feminismo moderno ilustrado se desarrolló a partir de Simone de Beauvoir y su afirmación «No se nace mujer. Se llega a serlo», los discursos de género en el feminismo negro parten de una negación, de una exclusión. Como dice Audre Lorde «Las herramientas del amo nunca desmontan la casa del amo. Quizá nos permitan obtener una victoria pasajera siguiendo sus reglas del juego, pero nunca nos valdrán para efectuar un auténtico cambio». Para dejar de ser constituidas como objetos y pensarse como sujetos, tuvieron que volver a montarse, tomar la palabra, recuperar la voz.

Hazel V. Carby en su ¡Mujeres blancas, escuchad! criticó y cuestionó supuestos conceptos universales centrales en la teoría feminista, que demostró problemáticos en su aplicación a las vidas de las mujeres negras, como «familia», «patriarcado» y «reproducción»:

"No es que deseemos negar que la familia pueda ser una fuente de opresión para nosotras, sino que deseamos examinar, además, cómo la familia negra ha funcionado en su origen como fuente de resistencia a la opresión. Necesitamos reconocer que durante la esclavitud, en los periodos coloniales y bajo el actual Estado autoritario, la familia negra ha sido terreno de resistencia política y cultural contra el racismo.

Las feministas negras venimos explicándolo desde el siglo pasado, cuando Sojourner Truth señaló la forma en que se negaba la «feminidad» a las mujeres negras.":

"Ese hombre de allí dice que las mujeres necesitan ayuda al subirse a los carruajes, al cruzar las zanjas y que deben tener el mejor sitio en todas partes. ¡Pero a mí nadie me ayuda con los carruajes, ni a pasar sobre los charcos, ni me dejan un sitio mejor! ¿Y acaso no soy yo una mujer? ¡Miradme! ¡Mirad mi brazo! He arado y plantado y cosechado, y ningún hombre podía superarme. ¿Y acaso no soy yo una mujer? (...) He tenido trece hijos, y los vi vender a casi todos como esclavos, y cuando lloraba con el dolor de una madre, ¡nadie, sino Jesús me escuchaba! ¿Y acaso no soy yo una mujer?

Ustedes hablan de esa cosa en la cabeza. ¿Cómo es que le dicen? ¡Eso es, cielo! INTELECTO. ¿Qué tiene que ver eso con los derechos de las mujeres o de los negros? Si mi copa no tiene espacio más que para una pinta, y la tuya para un cuarto de galón, ¿no es feo por tu parte no dejarme tener mi pequeña media medida llena?

Entonces ese hombre pequeño de negro allá, él dice que las mujeres no podemos tener tantos derechos como los hombres, ¡porque Cristo no era una mujer! ¿De dónde viene tu Cristo? ¿De dónde viene tu Cristo? ¡De Dios y de una mujer! El hombre no ha tenido nada que ver con Él.

Si la primera mujer que Dios hizo fue lo suficientemente fuerte para dar vuelta al mundo sola, estas mujeres juntas deben ser capaces de darle la vuelta al mundo en sí mismo ¡y ponerlo del lado correcto para arriba de nuevo! Y ahora que ellas piden hacerlo, ¡los hombres mejor las dejan!"

Familia negra:



Hazel V. Carby continúa:

"El uso del concepto de «dependencia» supone también un problema para las feministas negras. Se ha argumentado que proporciona la conexión entre «la organización material del hogar y la ideología de la feminidad». Pero, ¿cómo podemos considerar entonces las situaciones en las que las mujeres negras son cabeza de familia, o en las que, debido a un sistema económico que genera de forma estructural un alto desempleo masculino negro, no son dependientes económicamente de un hombre negro?"

"Las estructuras de la familia negra han sido consideradas patológicas por el Estado y están en proceso de constituirse como patológicas en la teoría feminista blanca. Aquí, irónicamente, la estructura de la familia nuclear occidental y las ideologías propias del «amor romántico» formadas en el capitalismo pasan por más progresistas que las estructuras de la familia negra."

"Las estructuras de la familia negra se ven como propias de sistemas económicos menos avanzados y sus extensas redes parentales se asumen como más opresivas para las mujeres."


Mercedes Jabardo, antropóloga, explica: 

"De hecho, lo que ocurrió en las plantaciones es que los esclavos reinventaron el concepto de familia. Y lo hicieron a partir de su propio bagaje, adaptándolo (adaptándose) a un entorno no solo nuevo, sino hostil. Los términos “hermano” y “hermana”, por ejemplo, son centrales en la experiencia negra en Estados Unidos. Son términos políticos que inmediatamente establecen solidaridad y sentido de conexión entre la gente negra. Ambos términos, inexistentes en lenguas africanas, fueron utilizados por primera vez en América y su uso está muy relacionado con la experiencia de la esclavitud. La conciencia de afinidad racial como base de solidaridad se debió desarrollar en el mismo momento en que los africanos se pusieron en el mismo barco en compañía de esclavistas blancos. Fue entonces cuando tuvieron conciencia de raza, como signo identitario. En ese momento –tal ycomo argumenta Oyebumi (2001), la conciencia racial transformó el significado de parentesco. Ambos términos (brother / sister), que los afroamericanos utilizan a la par, expresan parentesco en el feminismo negro. El término “sisterhood” (sororidad), que hace referencia a la igualdad entre mujeres, ahora utilizado por las feministas blancas, como signo de expresión identitaria, se lo apropiaron de las comunidades negras aquellas feministas que participaron en el movimiento pro derechos civiles.

Junto a estos conceptos, en las plantaciones también se redefinió el concepto de madre, que tuvo entre las comunidades negras una dimensión colectiva, fundamentalmente en los matrimonios polígamos, donde todas
las mujeres adoptan el papel de madres tanto para sus hijos naturales como para los hijos de sus coesposas. En este caso, la tradición africana fue adaptada para hacer frente a las necesidades de la comunidad esclava en América. Este concepto alude tanto a la madre natural como a todas las mujeres esclavas que se ocupaban del mantenimiento y cuidado de los niños. Como ocurría inicialmente con los conceptos de hermano/hermana era, de nuevo, una estrategia de lucha y de supervivencia emocional. La socialización colectiva de los hijos era una forma de prepararse, emocional y psicológicamente, para una posible separación, tan habitual en las condiciones de la esclavitud (Sparks, 1996). La reinvindicación de la figura de la madre –central incluso entre los poetas afroamericanos- ha sido uno de los ejes del discurso feminista, así como el énfasis en el concepto de familia negra como un locus de resistencia. Es más, en torno al concepto de familia, las feministas negras norteamericanas plantearon uno de los ejes de su discurso teórico frente a los planteamientos del feminismo blanco, que seguía hablando de la familia como uno de los ejes de la opresión de las mujeres.

Reproducción, aborto o fertilidad.

Hazel V. Carby:
"Al cuestionar la aplicación de los conceptos de «familia» y «patriarcado» necesitamos también problematizar el uso del concepto de «reproducción». ¿Qué significa el concepto de reproducción en una situación en la que las mujeres negras han realizado el trabajo doméstico fuera de sus propios hogares al servicio de familias blancas? En este ejemplo, las mujeres negras se sitúan fuera de la relación salarial industrial, pero aseguran la reproducción de la mano de obra en su propia esfera doméstica y, simultáneamente, la reproducción de la mano de obra blanca en el hogar «blanco». Fueron vistas simultáneamente como trabajadoras, como esposas y como madres. Las mujeres negras eran malas madres, precisamente, por su posición como trabajadoras."

Mercedes Jabardo: 
"Por lo que respecta al último de los ejes del discurso feminista, el control de la reproducción, las asimetrías entre ambos feminismos son también evidentes. Mientras las mujeres blancas han promovido sus luchas para defender el derecho al aborto, la lucha de las mujeres negras es por el control de su fertilidad. Sería recurrente volver a mencionar en este apartado las diferencias de las entidades médicas hacia unas y otras, o incluso de las políticas públicas que discriminan racialmente a las madres de los futuros ciudadanos. Mientras en unos casos se promueven campañas para incentivar la natalidad, en el otro se adoptan medidas para frenar la fertilidad."

La her-story y la his-tory.

Hazel V. Carby:
"La teoría feminista en Gran Bretaña es casi toda eurocéntrica y cuando no omite la experiencia de las mujeres negras «en casa», las sitúa en el escenario como «mujeres del Tercer Mundo», en el que sólo actúan como víctimas de prácticas «bárbaras» y «primitivas» en sociedades «bárbaras» y «primitivas».

"La herstory de las mujeres negras está entretejida con la de las mujeres blancas, pero esto no significa que sean las mismas historias. Tampoco necesitamos que las feministas blancas escriban nuestra herstory por nosotras, pues podemos hacerlo y estamos haciéndolo por nosotras mismas. Sin embargo, cuando ellas escriben su herstory y la llaman historias de mujeres, e ignoran nuestras vidas y niegan su relación con nosotras, ése es el momento en que están actuando dentro de las relaciones racistas y escribiendo así his-tory."
"Llegadas a este punto, podemos empezar a concretar la petición feminista
negra con respecto a las feministas blancas, para comenzar así con nuestras
diferentes herstories. Generalmente, en los sistemas de sexo / género africanos y asiáticos, el contacto con las sociedades blancas no ha conducido a un cambio más «progresista». El colonialismo trató de destruir los patrones de parentesco no amoldados a las estructuras de la familia nuclear.
Los acontecimientos que sucedieron en las provincias de Calabar y Owerri, en el sur de Nigeria, en los meses de invierno de 1929, dan testimonio de esta interferencia y de la consecuente debilitación de la posición de las mujeres. Como señala Judith van Allen, estos sucesos son conocidos en la literatura sociológica occidental como los «Disturbios de Aba»; un término que no sólo minimiza el confl icto en sí mismo, sino que también hace invisible la implicación de las mujeres igbo. «Disturbios» implica una violencia no sistemática y sin sentido; es un ejemplo perfecto de las construcciones de history. El pueblo igbo, por otro lado, recuerda este conflicto como Ogu Umuniwanyi (la «Guerra de las Mujeres»). En noviembre de 1929, miles de mujeres igbo se reunieron en los centros de «administración nativa». Corearon, bailaron, entonaron canciones de burla, y demandaron las placas identificativas de los llamados Jefes de Garantía, los igbo elegidos de cada pueblo por los británicos como miembros de las Cortes Nativas. En algunos lugares las mujeres irrumpieron en las prisiones y liberaron a los detenidos.
Dieciséis Cortes Nativas fueron atacadas y la mayoría de ellas fueron destrozadas o quemadas. El «área de los disturbios» cubrió unos 9.650 km2 y contó con la participación de unos dos millones de personas. No se sabe cuántas mujeres estuvieron involucradas, pero la cifra estimada era de decenas de miles. En dos ocasiones, Agentes de Distrito británicos llamaron a la policía y a las tropas, quienes dispararon contra las mujeres y dejaron un total de más de cincuenta muertas y cincuenta contusionadas. Ninguna persona de la otra parte fue gravemente herida. 
Los colonizadores británicos en Nigeria rechazaron todas las formas tradicionales de organización social, que tildaron de «anarquía organizada», e impusieron de inmediato un sistema de administración que ignoraba las estructuras políticas femeninas y negaba a las mujeres igbo cualquier forma de representación, de toma de decisiones o de gobierno en el poder instituido."

27 de mayo de 2013

Simplemente rezar

Si hay un emblema para la religión judía, es el Kotel, el Muro de las Lamentaciones, último resto del templo de Herodes destruido por los romanos en el año 70 d.C. El Kotel es un símbolo de la unión con el pasado, y judíos de todo el mundo quieren acercarse a él. El problema es que técnicamente está en poder de los judíos ultraortodoxos, que imponen las normas para toda ceremonia que se quiera realizar allí, aunque la pluralidad de creencias y costumbres sea una característica del pueblo judío.
En las fotos del Kotel puede apreciarse cómo una valla separa las tres cuartas partes del espacio de la cuarta parte restante: la primera zona es exclusiva para hombres, la segunda para mujeres. Además del evidente acaparamiento de espacio, la situación en los dos lados tampoco es igualitaria: las mujeres pueden acercarse al muro individualmente, pero allí no se puede hacer ninguna ceremonia comunal. No puede cantar sus rezos, como hacen los hombres al otro lado (ellos tienen prohibido oírlas, ellas no tienen prohibido oírlos a ellos). Tampoco pueden recitar la Torah en voz alta: según las leyes del estado de Israel, impuestas por los ultraortodoxos, las mujeres no pueden tocar una Torah, no pueden vestir el chal de oración o Taled ni las filacterias que se colocan sobre la cabeza y alrededor del brazo.


Desde 1988, un grupo de mujeres empezó a acercarse al Muro para las celebraciones del primer día del mes. Unas leen la Torah, otras cantan sus oraciones, las más atrevidas visten los chales y las filacterias. Reciben insultos y amenazas desde el otro lado y desde el propio (por parte de hombres y mujeres), y son sistemáticamente detenidas por la policía. Entre ellas hay mujeres liberales, pero también ortodoxas que no están de acuerdo con las leyes impuestas por los hombres, leyes que no tienen un origen religioso sino tradicional. Forman el movimiento Women of the Wall, y también se les suman hombres que reclaman la apertura del muro a todas las tendencias del judaísmo. Últimamente, las Mujeres del Muro han aparecido en todos los periódicos porque, después de su última detención por el delito de atentar contra el reglamento de protección de los Santos Lugares, el juez Moshe Sobel las dejó en libertad, considerando que no hay nada en la ley que prohíba a las mujeres rezar de una manera u otra, o en uno u otro lugar. El presidente de la Agencia Judía, Natan Sharansky, propone abrir en el Muro una tercera zona para las mujeres o los hombres que quieran rezar de manera distinta. Sería una pequeña victoria para la libertad de culto, aunque no dejaría de mostrar la manera en que la sociedad judía se trocea a sí misma y se enfrenta entre ella.

Las pequeñas victorias en el mundo ortodoxo se llevan a cabo en silencio. Desde hace siete años, la escuela de ley judía (Halakha) Beit Morasha ha abierto un programa de estudios para mujeres, similar al que siguen los hombres para alcanzar el título de rabino. En enero de 2013 se graduó la primera promoción de “árbitros halakhicos”, ya que no pueden ser llamadas de otra manera. La mayoría se dedican a la enseñanza de la ley judía.

Las mujeres rabinas, en cambio, existen en el judaísmo liberal. Regina Jonas fue la primera mujer en ser ordenada rabina en 1935 por el Consejo de Rabinos Liberales de Berlín, después de haberse graduado como profesora de religión. Lo excepcional de esta mujer, no sólo fue su logro, sino que se quedó en aquel lugar y en aquella época, ejerciendo en comunidades que se habían quedado abandonadas porque sus anteriores rabinos habían huido de las persecuciones. Regina resistió junto a los más necesitados en Berlín y en el campo de Theresienstadt, donde fue deportada junto a su madre en 1942. Dos años después acabaron con su vida en Auschwitz. “Si tuviera que confesar qué me motivó a mi, una mujer, a querer ser rabina, me vienen a la mente dos cosas: mi creencia en la llamada de Dios, y mi amor por los seres humanos. Dios siembra en nuestros corazones las habilidades y la vocación, sin preguntar por el género. Es un deber de los hombres y las mujeres trabajar y crear de acuerdo con las habilidades que les ha dado Dios”. 

A pesar de este gran precedente, no fue hasta 1972 que la Hebrew Union College nombró por primera vez una rabina, Sally J. Preisand, en Nueva York. Desde entonces, más colegios e instituciones se han abierto a las mujeres, aunque siguen teniendo problemas para ejercer plenamente su vocación. Los principales enfrentamientos se producen con los sectores conservadores, pero nadie tiene el derecho a imponer su visión tratándose de una religión no centralizada (también existen las mujeres imanes, de las que hablaré en otra ocasión). Es un caso muy parecido al de las iglesias protestantes, donde también se mezclan las más opuestas tendencias. Lo que ocurre es que muchas veces, esta variedad permanece desconocida ante el ruido y la presencia de los más conservadores, aquellos que parecen los únicos que representan la religión. Women of the Wall son un buen ejemplo de la falsedad de esta imagen monolítica, porque reúnen a todas las tendencias, y revuelven el debate con unas proposiciones muy modestas, nada revolucionarias: sólo quireren rezar.

Fuentes:

13 de mayo de 2013

Matriarcado, patriarcado, feminismo y antropología.

¿Existe el matriarcado?

Joan Manuel Cabezas, antropólogo, explica que lo que existe en occidente esun mito sobre el matriarcado, fruto de la burguesía occidental europea, y cuyo principal ideólogo fue Bachofen, (jurista y antropólogo suizo) con la publicación en 1861 del libro El Derecho de la Madre."

Según Bachofen, en los inicios de los tiempos hubo una época de gran tiranía sexual de los hombres, el ‘Hetairismo’, que causó que algunas mujeres se rebelaran y establecieran un matriarcado o ‘geritocracia’,


Según Cabezas “ahora pasamos a ver el matriarcado que todavía existe en algunos pueblos del mundo, un matriarcado no como dominación por parte de las mujeres, sino de un sistema donde los dos sexos cooperan y se reparten el poder y las diferentes funciones sociales, con roles que no están ligados al hecho de ser hombre o mujer. Las mujeres, por supuesto, tenían poder, y esto se refleja en las diosas de diversas culturas, como las chinas Ma Tsu o Kuan Yin, las egipcias Isis o Nut o las griegas Demeter o Hera. Hay múltiples ejemplos de sociedades matriarcales a lo largo de la historia, como los Igbo en Nigeria, o los Bashi en el actual Congo."


Amadiume es una antropóloga africana que estudió su propia cultura (Igbo de Nnobi en Nigeria). Su libro documenta que antes del siglo XIX, la cultura Nnobi exhibía un fuerte principio matricéntrico/matrifocal en la organización familiar; madres e hijxs formaban distintas unidades económicas autosuficientes. Su sistema de género permitió crear la institución de las "hijas masculinas" (hijas que heredaban el patrimonio del padre y su linaje) y las "marido femeninas" (el matrimonio entre mujeres). Tras el colonialismo británico, el alto estatus social de la mujer fue suprimido por los sistemas occidentales de religión, educación y gobierno basados en principios patriarcales. De esta manera, la autora critica el actual etnocentrismo de los estudios sociales occidentales sobre la situación de las mujeres africanas.

Henrietta L. Moore también denunció el etnocentrismo de la Antropología y del Feminismo:
"Demasiados antropólogos han estado buscando una sociedad en la cual las mujeres controlan todos los aspectos de la vida cotidiana, incluido el gobierno”, dice Reeves. “Este modelo (y una perspectiva muy occidental sobre el poder) no encaja muy bien cuando observas culturas no occidentales, como los Minangkabau. En Sumatra Occidental mujeres y hombres se relacionan más como socios que desean alcanzar el bien común que como competidores gobernados por el egocéntrico interés propio. El prestigio social lo obtienen aquellos que promueven las buenas relaciones siguiendo la costumbre y la religión.”

“Mientras que Occidente glorifica la dominación masculina y la competencia, los Minangkabau glorifican a su mítica Reina Madre y la cooperación”.

Sin embargo Britt-Marie Thurén, también antropóloga, tiene mucho cuidado al hablar de "patriarcado"
"Como antropóloga me muevo en debates feministas con personas de otras disciplinas, veo muchas veces que dan ciertas cosas por hechas del patriarcado, y parten de realidades europeas. Entonces es mi obligación como antropóloga decir que no es necesariamente así y mostrar otros ejemplos."
 

El patriarcado es más o menos universal. Esto hay que matizarlo de muchas maneras, pero en algún sentido, en casi todo el mundo en muy pocas excepciones (y las excepciones dudosas) las mujeres normalmente tienen menos posibilidades que los hombres de su misma sociedad, de su misma categoría social, etc. Eso es triste, es por eso por lo que me he hecho feminista. 
 


Un hombre del público me dijo en una conferencia: "Entonces lo que estas diciendo es que el patriarcado es inevitable, si siempre ha existido y esta en todas partes no hay más remedio" (puso cara de contento ante esta constatación). Pero dije que no, porque hay cosas que nunca ha habido en el mundo y que en un momento dado empiezan a existir, como la agricultura. Los seres humanos estuvimos viviendo miles de años sin agricultura, ¿Por qué no va a empezar a suceder algo parecido con las relaciones de género? 


Podemos tener una esperanza de la evidencia abrumadora...